lunes, 20 de octubre de 2014

15 años después hay 721 (y sólo uno es Pikachu)

A modo de confesión empiezo aclarando que mi primer contacto con Pokemon  no fue con las versiones Rojo/Azul, sino con la Amarilla que salió un año después (1999). Es básicamente lo mismo, pero con características de la caricatura anexadas y algunos glitches corregidos. Nada que le importe a un joven entrenador de 12 años.
No tengo muchas memorias de mis primeros equipos, pero sí recuerdo que mi primer pokemon fuerte fue un Cloyster que entrené hasta el nivel 100 pues ya me había cansado de perder contra el Charizard de un amigo. Estoy convencido que fue gracias a este tipo de interacción social que el juego permeó en mí. Entre semana jugaba con algunos niños que recién iba conociendo en la secundaria, y eventualmente se hicieron mis amigos, y los fines de semana con un primo que también se terminó convirtiendo en una de las personas más cercanas a mí. No digo que esto fue a causa del juego, pero definitivamente ayudó.

Un año más tarde, cuando la segunda generación salió, en el grupo de amigos ya éramos unos entendidos del modo de juego, y aunque no sabíamos nada del modo competitivo, el reto mútuo era interesante y tratábamos de sorprendernos día a día ("Si el ya tiene un Vaporeon yo voy a evolucionar mi Eevee en un Jolteon").

He jugado todas las versiones del juego y algunos spin-off de la fraquicia; algunos solo y otros entre amigos. La manera en la que ahora me divierto es completamente distinta a la buscaba en de mis días de secundaria, pero la esencia es la misma.
Nintendo mantiene la misma estructura básica en cada una de sus entregas, cambian algunas minucias, pero es en términos generales es el mismo juego una y otra vez. Como el vox populi entiende "si no está roto, no lo arregles". La simpleza que mantiene es lo que conserva fresca la marca. 

Estoy próximo a cumplir quince años jugando y actualmente consigo ambas versiones de cada generación que sale con dos propósitos: Una, simple coleccionismo de clase media, y por otro lado, la oportunidad de mantener las dos experiencias del juego. En uno de los cartuchos entraré en el juego competitivo, buscando tener equipos balanceados, conformados para enfrentar el metajuego actual. En la otra versión me enfoco en el juego casual y en la historia. La repetiré una y otra vez con diferentes retos personales: Acabar el juego sin capturar ningún Pokemon, terminar la historia en francés (sin saber francés), conformar un equipo con Pokemon azules o utilizar sólo los que intercambie con desconocidos por internet son algunos de los desafíos que he disfrutado más en mi búsqueda de variantes y aún tengo varias ideas para el futuro.


Cuando quiero probar algo nuevo en mis dibujos no suelo hacerlo con "temas serios", sino que escojo cosas que me gustan y trato de divertirme con los experimentos. Esto es algo que recién he estado trabajando y quizás eventualmente formen parte de alguna otra serie.




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