martes, 2 de septiembre de 2014

El problema no es que enseñemos la cola.

En la búsqueda por poder decir algo sobre la feminidad sigo varios foros. Aunque hasta ahora sólo ha sido como observador, me interesa la concepción social del tema, por lo que intento tener un espectro amplio de opiniones, que incluyen desde el bromista misógino hasta la feminista radical. De ahí que fuera un acontecimiento para mí que todos hablaran de lo mismo el fin de semana. 

Me levanté el domingo para descubrir que el mundo celebrara y reprochaba la aparición de una serie de fotos de famosas desnudas, tomadas por ellas mismas y que obviamente no estaban pensadas para ser compartidas con el mundo.

Cada uno tiene su opinión al respecto y de entre todas las posturas las que más encontré eran, por un lado el argumento de "si no querían que se filtraran, no se las hubieran tomado" y por el otro extremo, el pedir que se deje de llamar escándalo a lo ocurrido y se le califique como crimen sexual, apelando a la vulneración del individuo y su privacidad.  

En esta ocasión no voy a hablar de las fotos, que la verdad ni he visto, pero tampoco seré el que señale juicioso al que las haya buscado, pues, por poner un ejemplo, yo fui el que más disfrutó las fotos que se tomó en  2007 Vanessa Hudgens.

El tema que interesa justo ahorita es inclusive ajeno a la cuestión de género; Simplemente quiero reflexionar sobre la desnudez. 

Las fotografías del estilo tienen una repercusión por el morbo que generan el cual aparece gracias al miedo que nos han inculcado a la desnudez. Hace unos meses encontré un comic  que hablaba al respecto y me sentí motivado a exhibirme en fb, con las restricciones que pide la red social. La fotografía no tiene nada que pueda escandalizarme, pero fui yo quien decidió hacerla pública y aunque no tuvo una consecuencia en la red social, sí repercutió en algún otro aspecto de mi vida, pues hubo quien se sintió ofendido con mi mal bronceado y mis rodillas chuecas.



Al final parece que nunca se aprende nada con cada evento similiar que pasa, pero depende de cada quien entender su cuerpo de la manera que mejor lo haga sentir y manteniendo el respeto, exigir que nadie juzgue a otro por las decisiones que pueda tomar al respecto.





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